La Constitución más autonomista de Europa llega a su 33 cumpleaños más pendiente de lo que nos dicen los dueños del futuro del Euro que de sus propios conflictos normativos.
Mientras el Presidente del Congreso Sr. Bono (ejemplo de una casta política que está por encima del bien y del mal, ya que si fuese el de Austria o Alemania hubiese dimitido desde la primera carrera de equinos de su hipódromo), nos dará una clase magistral sobre la democracia hecha a mano por estos artesanos del buen vivir, los cachorros indignados okupan el número 33 de la calle Concepción Jerónima de Madrid, justo al lado de otra que ya tomaron posesión a su manera.¿ Casualidad lo del número?
Rajoy que sigue encerrado preparando la manera de salir de ésta sin que los españoles se enfaden más de la cuenta y seguramente abrumado por la cantidad de llamadas de linces que quieren pasar a ser de la cuadrilla del matador de esta de seis miuras.
Los sindicatos dispuestos a hablar de los Puentes, no creo que se refieran a los de Pepiño y su primo, si no a los que generalmente tienen los trabajadores con suerte, y que tanto UGT como CCOO siguen esperando recibir esa cesta navideña donde venga el regalo anual de subvenciones del que no están dispuestos a prescindir, y es que el sacrificio ya sabemos que no va con ellos.
En fin celebran la Constitución los que se aprovechan de ella para seguir bien apoltronados, otros la anti-celebran porque sus sillones tienen banderas diferentes, y el resto no tenemos puente porque ni siquiera vemos el río.
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