27 nov 2009

El Nacionalismo Catalán sus orígenes y contradicciones

El Estatuto de Cataluña es un quebradero de cabeza para los políticos, una piedra en el zapato de nuestros andarines, la importancia de dicha norma no es tan importante como la que nos quieren hacer ver nuestros perennes charlatanes del hemiciclo y de la “Generalitat” (Generalidad, que debe su nombre al sistema de impuestos que recaudaba una comisión de la Diputación del General -órgano encargado de la recaudación de las cortes catalanas del S. XIII-)


¿Cómo atreverme a dar tan poca importancia a nada más y nada menos que el sentir de todo un pueblo? Pues me atrevo a afirmarlo porque las causas de estas discusiones tienen su origen en hechos banales y circunstancias históricas interesadamente mal explicadas.

Se han producido tres referéndums sobre el Estatuto de Cataluña, el primero se realizó el 2 de agosto de 1.931, tras una serie de incidentes y circunstancias que promovieron esos ímpetus independentistas, y que es interesante su narración pues como se suele decir “las raíces enfermas no dan árbol sano”. Perdonad una vez más mi extensión, pero considero imprescindible la cronología de los hechos para poder justificar mis opiniones.

Para ponernos en situación, estamos en la primera década del S. XX, acabamos de perder las últimas colonias de Cuba y Filipinas, el rey Alfonso XIII comienza a regir con 16 años, se tienen frentes de guerra abiertos en África (Guerra del Rif) con innumerables pérdidas de vidas, se producen cambios de gobierno constantes con los partidos “turnistas” (alternancia de dos partidos políticos: el Partido Conservador y el Partido Liberal), y empiezan a surgir ideas republicanas que promocionan el derrumbamiento del sistema monárquico, principalmente desde el Partido Unión Republicana, mas tarde Partido Republicano Radical de Lerroux (antimonárquico y enemigo del nacionalismo catalán)

Mientras esto ocurre a nivel nacional, en Cataluña se realizan por parte de los “intelectuales periodistas y escritores” una serie de publicaciones en prensa y revistas de carácter eminentemente político que presentan sus ideas independentistas y de ataque a las instituciones españolas, de ellas dos van a ser recordadas hasta hoy, una revista de carácter gráfico y humorístico denominada Cu-Cut!, y un periódico “La Veu de Catalunya” (La voz de Cataluña) de tirada diaria.

Este periódico y la revista se convirtieron en el panfleto del partido “Lliga Regionalista” (Liga Regionalista) donde se promulgaba constantemente la defensa de la independencia de Cataluña. Este partido formado por la derecha nacionalista, era de ideología conservadora y democristiana, se considera el precursor del CiU actual.

Por otro lado la revista satírica mencionada, con ocasión de la victoria de la Lliga Regionalista en las elecciones municipales de noviembre del 1.905 en Cataluña, decide publicar una caricatura del llamado banquete de la victoria de ese mismo mes, en la que se veía un civil y un militar vestido de húsar, observando el banquete, con el siguiente diálogo: -¿Qué se celebra aquí que hay tanta gente?, -El Banquete de la Victoria, -¿De la victoria?, Ah, pues vaya, serán paisanos ( para aquellos que no entiendan esta crítica, hay que recordar que en esa época los militares españoles estaban siendo vapuleados por considerarlos los culpables de las pérdidas de las diferentes guerras coloniales de Cuba, Filipinas y Norte de África).

Este sarcasmo puso en jaque a la ya enfadada cúpula militar que hizo que el 25 de noviembre pero de 1.905, un grupo de oficiales del ejército asaltaran las sedes de ambas editoriales. Esto fue lo que desencadenó la denominada Ley de Jurisdicciones (por la que los delitos contra la patria y el ejército serían juzgados por tribunales militares). Este hecho fue aprovechado por los diferentes partidos catalanistas para formar la “Solidaritat Catalana”, una coalición de partidos catalanistas y de ideas antimonárquicas (aglutinaba a la LLiga Regionalista a los Republicanos Nacionalistas y a los republicanos Federales), dejando en otro frente al partido de Lerroux por su claro anti-nacionalismo.

Aprovechando la abrumadora mayoría de la LLiga Catalana en las elecciones municipales catalanas, su presidente Enric Prat de la Riva decide formar una mancomunidad de las diputaciones de las cuatro provincias bajo la denominación “Mancomunitat de Catalunya” (Mancomunidad de Cataluña) , dándole una organización paralela a lo que sería un Parlamento de Cataluña, con una asamblea general de diputados y un gobierno con sus respectivas consejerías. Estamos en 1.907 y ante el embrión de la Generalidad catalana. Esto fue apoyado desde Madrid para evitar el movimiento obrero del que más adelante hablaré.

En los años sucesivos se produjeron dos movimientos políticos y sociales de importancia en la Cataluña de entonces, por un lado el catalanismo y por otro el movimiento obrero con grandes formaciones sindicales (CNT,UGT,etc.) y con el partido de Lerroux como buque insignia de éstos. Estaba clara que para la derecha liberal y nacionalista sólo existía una idea, que era la separación de España, mientras que para el pueblo llano existía una muy diferente, la búsqueda del bienestar social y la reclamación de los derechos laborales inexistentes. ¿Os va sonando esto?

Una serie de conflictos sociales provoca la Semana Trágica (entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1.909), tanto en Barcelona como en otros municipios catalanes, donde hubo un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares) medio millar de heridos y 112 edificios incendiados (la mayor parte religiosos). La reacción a estos sucesos, aparte del envío del ejército a esa región para apagar las protestas, fue la consideración de tales actos como de origen separatista y se decide desde el gobierno de Madrid apoyar al partido de Lerroux con el fin de evitar la orientación nacionalista.

Se produce el fin de la Restauración y van a ocurrir una serie de asesinatos de políticos y representantes sociales por parte de anarquistas, es la época denominada de “pistolerismo”.

Durante estos años aparece una figura determinante en el futuro político estatutario, hablo de Francesc Macià, un ex militar (Teniente Coronel del ejército de Tierra) que tras el asalto mencionado a la revista Cu-Cut!, y al periódico “La Veu de Catalunya”, fue expulsado del ejército por condenar dicho asalto, y formó el partido “Estat Catalá” (Estado Catalán) que más tarde se uniría a “Esquerra de Catalunya”.



Tras el golpe de estado del general Primo de Rivera, apoyado por el rey Alfonso XIII, se suprimen la mayor parte de organismos de carácter autonomista, por lo que sus dirigentes se exilian y mantienen las relaciones necesarias para llevar a cabo una caída de dicho gobierno.

Pero es de gran importancia para el futuro político de España, el denominado Pacto de San Sebastián (17 de agosto de 1.930) en el que se reúnen los partidos de izquierda y republicanos y los partidos autonomistas catalanes y gallegos. De este pacto sale un acuerdo claro, la instauración de una República y el empuje del autonomismo en España, y sobresale una figura política que es Niceto Alcalá Zamora.

Durante la dictadura Macià intenta un golpe de estado desde Francia, que es abortado por la policía de ese país, se le destierra a Bélgica pero se fuga a Argentina y cuando reside en Cuba, funda el Partido Separatista Revolucionario de Cataluña, y presenta un estudio de la República Catalana.

Al finalizar la dictadura de primo de Rivera (1.930) se produce una sucesión de uniones de partidos catalanistas, y en concreto Macià une su partido al de Lluis Companys (Partit Republicà Català) formando el partido Esquerra Republicana de Catalunya (del que fue presidente desde 1.932 a 1.933, y en el que estuvo de secretario general Josep Tarradellas).

Tras intentos reales de acabar con la anti-monarquía de la mayor parte de los partidos políticos, acaba celebrándose elecciones municipales, y es en la mayor parte de las capitales importantes donde ganan los partidos republicanos y socialistas. El rey Alfonso XIII abandona España y se instaura la II República. Mientras Alcalá Zamora y la mayor parte de los firmantes del Pacto de S. Sebastián se autonombran como nuevo gobierno Provisional de la República, Enric Macià (también formaba parte del pacto) proclama el Estado Catalán. Pero este hecho es negociado entre ambos líderes y decide denominarse Generalitat y presentar el Estatuto para aprobación en las Cortes Generales.

El primer estatuto de Cataluña, llamado de Nuria (por haberse redactado en un hotel de dicha localidad) fue aprobado por plebiscito popular el 2 de agosto de 1.931, de un censo de hombres de 792.574 personas, 592.205 votaron sí, las mujeres que no podían votar recogieron firmas que alcanzaron casi 400.000 firmas, del que re sin embargo su largo proceso de aprobación y presentación de enmiendas en las Cortes es aprobado por la mayoría del parlamento el 9 de septiembre del mismo año. El aprobado por plebiscito realizado en los ayuntamientos catalanes promulgaba “la República catalana como un Estado de la Federación Ibérica”, sin embargo la Constitución aprobada en diciembre de 1.931 no consideró una Federación Ibérica sino un “Estado integral compatible con la autonomía de municipios y regiones” y el aprobado con las modificaciones pertinentes fue el 15 de septiembre de 1.932.

Este plebiscito se realiza en un momento histórico de proclamación de la república, donde los altercados callejeros se producen constantemente, los intereses nacionalistas son apoyados desde Madrid buscando siempre el abandono de la lucha callejera protagonizada por las organizaciones anarco-sindicalistas.

El primer presidente de la Generalitat fue Francisc Macià, que lo hizo desde 1.931 hasta 1.933.

Como hemos ido viendo durante este trayecto histórico, el nacimiento de la situación catalana respecto al resto de España, se ha basado en las inquietudes políticas de personajes sociales eminentemente de carácter literario y representativos de la derecha catalana, que defendían acciones anti-españolas y anti-monárquicas, en ningún momento reivindicaciones de carácter social y laboral y cuyo fin era el de dirigir el destino de una nación inventada a modo de latifundio.

¿Pero cuál es el motivo de este nacionalismo y defensa a ultranza de un sentimiento aislacionista? La verdad es que hay muchas opiniones al respecto, pero me inclino por la relación infructuosa que ha habido entre el idioma catalán y el castellano, mientras el primero carecía de soporte formal, es decir era una lengua hablada en las casas pero que no se usaba en los medios escritos de la época, hasta que Pompeu Fabra redactó el primer Diccionario General de la Lengua Catalana (1.932), el segundo era el idioma para la administración y de cualquier organismo oficial de la época. Pompeu también había escrito en 1.918 la Gramática Catalana (1.918) pero lo hizo en castellano,. Los impulsores de la lengua catalana eran los mismos impulsores del nacionalismo, y los enemigos del catalanismo atacaban cualquier impulso de esa lengua. Se convirtió en bandera del nacionalismo y el pueblo que hablaba el idioma en casa empezó a leer en medios escritos su lengua materna, pero lógicamente lo que leía era, en su mayor parte, artículos anti- españoles. Esta propaganda tuvo su éxito cuando desde Madrid se prohibía el empleo del catalán en determinados asuntos de la administración.

Realmente la defensa del idioma y el apoderamiento del sistema de la enseñanza en Cataluña, ha sido siempre en la historia moderna, el campo de batalla entre los nacionalistas y sus contrarios.

¿Qué hace diferente a un catalán? Pues si analizamos la historia, no hay una particularidad especial, no hay motivos para que diferenciemos una historia propia separada de la del resto de España, sin embargo si es verdad que hay un idioma propio, ese sería un rasgo diferenciador. Pero lo mismo ocurre con regiones españolas como Valencia y Baleares, por hablar de una lengua parecida, sin embargo ese rasgo de identidad de estas últimas no pasan por un nacionalismo separatista. La raíz nacionalista ha sido impulsada por personajes históricos aislacionistas y con un claro fin de dominio de voluntades.

El pueblo catalán que aprobó por mayoría y con gran asistencia el Estatuto de Nuria en 1.931, un 74,75 %. En 1.979 se presentó a votar el Estatuto Catalán el 59,7 % del censo electoral. El último Estatuto presentado para su aprobación tuvo una participación del 49,42%, en el 2.006.

¿Ha cambiado el interés de los catalanes sobre el nacionalismo? Según los números expresados no hay duda de que este nacionalismo actual no tiene la importancia que los representantes políticos intentan vendernos. Usando la causa nacionalista siguen presentando los políticos una espada amenazante para conseguir mantener un latifundio territorial amplio, con la administración económica en sus manos, no olvidemos que los gobiernos autonómicos catalanes han sabido manejar este hecho y su representación en la política parlamentaria en las Cortes Generales ha sido empleada como trueque para obtener las prebendas necesarias para seguir manteniendo el poder.

En una época en que coincidía la quiebra social con la económica en la España de principios del S.XX se impulsó un nacionalismo inexistente sólo creado por escritores y burgueses de poca monta y que se utilizó por el estado para apagar los tumultuosos incidentes sociales protagonizados por las organizaciones anarquistas; a cambio de esas concesiones los profesionales de la política se fueron apuntando al carro para tomar el poder de la lengua y la enseñanza sembrando en las futuras generaciones ideas anti-españolas que han llegado hasta nuestros días. Llegando incluso en estos días ha enfrentarse al Tribunal Constitucional, volviendo a usar los medios de comunicación como en su día hicieron de “La Veu de Catalunya” y de “Cu-Cut!”, como panfletos propagandísticos, sólo que esta vez las subvenciones de los diarios catalanes no la pagan los burgueses de aquella época sino todo nosotros, y ya se sabe sin subvención no podrían subsistir.

El nacionalismo catalán no está sustentado por la población catalana mayoritaria, tras esa escasa participación del 2.006 los partidos que propusieron el referéndum debían haber dimitido o cambiado en sus pretensiones, sin embargo muy al contrario han aumentado sus exigencias hasta llegar a hacerle un pulso al Estado.

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