Qué difícil es la vida cuando se sabe que el futuro es incierto, que todo lo que comienza se termina. Pero si dejamos de ver árboles y vemos el bosque creo que seremos capaces de pisar fuerte y no resbalarnos por el camino de la fantasía.
Nuestra trayectoria vital tiene un consumo excesivo de sentimentalismo cuya repercusión es claramente adversa para el emisor y de gran ayuda para el receptor, como afirma la ya conocida ley científica "acción-reacción".
Los vaivenes del día a día son los eslabones de nuestra cadena, pero al final es el engarce de cada uno de ellos lo que hace fuerte y tirante el principio y el final, por ello debemos sonreír y ser felices cuando cualquiera de ellos aparece.
No dejes de hacer aquello que una vez soñaste vivir, no dejes de besar a la persona que te quiere, de sonreír a quien te trata con cariño, de buscar lo que no encuentras, y de soñar con lo inalcanzable pues cada vez será más fácil conseguirlo.
Nos dejamos influir por un sistema de vida urbanita y servil que cada vez nos aleja más de la realidad y sin embargo la felicidad no se encuentra en ese día a día, sino en la fuerza de nuestra cadena; nos tenemos que parar a pensar en ello y dejar que la nuestra sirva para algo más que los poderosos nos condicionan.
Si tienes hoy un sueño, y mañana lo olvidas, debes pararte a pensar en ello, aunque sean diez minutos y proponerte conseguirlo, quizás tu vida pueda cambiar.
A veces nos cuentan determinados personajes que se conoce el principio pero no el final, se desarrollan galerías de comportamientos que debes seguir al pie de la letra, que de otra forma estarías incumpliendo la normativa vital, pero no nos hablan del resto de actitudes posibles y que harían de nuestra vida algo más que ese constante monopolio del poder establecido.
Por ello os invito a dejar un tiempo diario de reflexión sobre nuestra vida y quizás empecemos a descubrir que no todo es lo mismo que te cuentan, quizás hay algo más que nadie ve, sólo tú. Entonces estarás empezando a ser tú mismo y no lo que ellos quieren que seas.
No hay un final que no sea el que tu quieres que suceda, esto puede chocar con tu pensamiento influido por quienes quieren dirigir tu vida, pero por ello me gustaría que descubrieses que esos eslabones los debes engarzar tú y nadie más, sin preocuparte de donde provienen ni cuánto van a durar.
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