5 sept 2009

¿Qué hacemos con Cataluña?

En estos momentos en que el paro asola nuestra tierra, en el que las familias de clase media que se lanzaron a la adquisición de viviendas, apoyados en todo momento por el gobierno de turno (Ley del IRPF), se encuentran con deudas y pagos mensuales a los que no puede hacer frente, creando verdaderas crisis familiares, ahora es cuando los políticos del tres al cuarto, vividores de ideas del siglo XVIII, apoltronados no solo en escaños y sillones pagados por esos sufridores, si no en el más alto espacio dedicado al aburrimiento de la realidad, estos descerebrados con nómina pública presentan una nueva forma de salir de esa crisis. Decidir sobre el futuro de Cataluña como estado independiente.
<---Sólo en mentes que se apoyan en cuerpos engordados por el dinero de los pobres contribuyentes, que a propósito, se encargaron de dotarles del máximo poder social que se puede tener en este siglo, pueden generarse ideas tan infantiles pero a la vez tan peligrosas como la de proclamar la independencia de una tierra.

En una Europa que trata de globalizar sus ideas, de unificar criterios económicos y sociales, tanto de derechos como de obligaciones de sus miembros, aparecen estos insensatos para decidir que ellos viven en otro mundo, el mundo de los diferentes.

Podríamos tener dudas sobre esta consulta prehistórica, si hubiésemos observado a lo largo de este último periodo democrático que la voluntad de un pueblo ha mostrado unánimemente que la idea de una independencia política y social es preeminente sobre el resto de los problemas diarios, pero si nos centramos en la última consulta al respecto, es decir la votación del Estatuto de Cataluña, fue una decepción para estos dirigentes de pacotilla, ya que no fue a votar ni la mayoría de los censados para hacerlo. A propósito no entiendo como no dimitieron todos por falta de interés de sus propuestas.

¿Qué ocurre entonces con esta consulta y con las manifestaciones de la independencia? Pues que pasará como pasa en los últimos veinte años, que los cinco aburridos de turno saldrán bajo el flash de las cámaras y prensa amarillista, y parecerán multitud. Vociferarán en un idioma que no entendemos la mayoría, y de camino quemarán nuestra bandera, pero esto último no es importante, según sentencias judiciales.

¿Tendremos una vez más que consentir que estos elementos con falta de neuronas nos digan al resto como ha de ser nuestra nación y/o país.?

Se sembró durante años en nuestra democracia el separatismo y el enfrentamiento y se recogerá la cosecha.

¿Qué hacemos con Cataluña? Pues la única solución efectiva sería la quema del rastrojo y volver a sembrar de nuevo la idea de España, en todas esas regiones que aparecen en nuestra Constitución como históricas.

La confección de leyes que imposibiliten este tipo de manifestaciones y consultas, y la prisión para aquellos que defiendan sus ideas mediante el ataque a nuestros signos nacionales, como la Monarquía, el Estado y su Bandera.--->


Hay que decirlo sin complejos y apostar por el cambio necesario para callar a estos reaccionarios antidemocráticos y terroristas del desarrollo.

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