¡¡Como era de esperar, y han sido muchos años, el ansiado metro sevillano, ha sido una nueva chapuza política!!.
Sus primeros inicios se deben a la llamada "Ley del Metro de Sevilla" aprobada en 1.975, y en 1.978, se adjudica el proyecto de las obras del primer tramo de la línea 1. <--- Cuando el Diputado Alfonso Guerra estaba de vicepresidente del Gobierno Felipista, se ampliaron los trabajos en esta capital, y quizás muchos de los que lean esto ni lo han vivido, los agujeros eran por doquier, todos estábamos convencidos de que el sacrificio diario de polverío, atascos, sonidos estridentes, iban a ser recompensados por el Metro sevillano, pero aquello sólo sirvió para engordar los partidos políticos de esa época (casi los mismos que ahora) con comisiones de las grandes constructoras que participaron en aquel desenfrenado juego de topos (en aquellos tiempos esas comisiones se negociaban con los ministros, si no que se lo pregunten a Borrell). Aquellos agujeros se taparon, sí, sí, se taparon con todas las acepciones de esta palabra. Cuentan las malas lenguas que fue el alcalde "Del Bache" quien dio la orden de tapar. Hay incluso "bases submarinas" que deben algún día ser exploradas por sevillanos de futuros milenios, sin tener explicación de su uso, como por ejemplo la que se hizo en la Plaza Nueva, frente a la sede de trabajo de nuestros grandes pensadores. Aquella "tapada", no tuvo reflejo social de protestas callejeras, fuimos convencidos, por enésima vez, de que técnicamente aquello no era viable y como sólo había costado 45 mil millones de las recordadas pesetas, pues tampoco íbamos a hacer de aquello un disgusto universal. ¡Total para lo que iba a servir! ¡¡Ya tenemos metro!!, era la frase popular de esta primavera, pero como era de esperar resultó una chapuza. El empleo adecuado del mismo hubiese redundado en dejar el coche en casa o cerca de ella y luego hacer uso de transporte público, pero empezaron los rumores de colas en las paradas, vagones averiados y sobre todo, la falta de interés de nuestros gobernantes en hacer caso a los técnicos, que recomendaron otro tipo de vagones y más número de ellos. Pero donde se ponga una buena foto de inauguración y Canal Sur TV, que se quite la eficacia. La verdad es que cuando usas el metro por primera vez sientes un no sé qué, primero vas con cara de haba por la estación vacía, bueno eso sí hay un guarda jurado vigilándote, después de leer varios letreros, acercas tu llave maestra en forma de tarjeta, y antes que te des cuenta se abre esa puertecilla, que te recuerda a la de los toreros antes de salir al paseíllo, ahí vas tú, y te acercas hasta el andén, un muro de cristales de seguridad, por aquello de los suicidas y empujones a mala leche. Tras un espacio de tiempo largo, si largo porque hay que esperar más de lo que crees, se cuadra el metro entre esas puertas, y se abre, vuelves a poner cara de haba, pero da igual sólo hay dos personas, puedes sentarte donde quieras, aunque no hay mucho donde elegir; me siento en uno que parece el de las pizzerías, falta la mesa en medio. Suena la bocina de partida, no hay jefe de estación con gorra roja que dé el permiso, aquello empieza a moverse, traqueteo hacia un lado y hacia otro, y pienso, menos mal que no hay nadie a mi lado pues me hubiera sentado encima, así que decido cambiarme de sitio, y me pongo en los de toda la vida, en un grupo de asientos de dos, eso sí en contra del sentido de la marcha. Siguen traqueteos, como en los antiguos cacharritos de la ola, y acelerones y frenazos, automáticamente pienso que el conductor debe ser reconvertido de Tussan, por la forma de llevarlo. Viene la primera parada, se montan otros dos viajeros, nadie habla nada, extraño para Sevilla, pero debe ser la complejidad de este metro, que te absorbe y abduce. Partimos de nuevo, y cuando por fin después del viaje en este cacharrito, observo el reloj y he tardado el doble de si lo hubiera hecho en coche. Los que hemos cogido muchas veces el metro en otras ciudades, no entendemos por qué le han llamado a este transporte público "Metro", si no que debían haberle puesto "Subterráneo turístico" ya que te permite ir de paseo por el sótano sevillano. Después de tanto tiempo esperándolo, nos ha traído un transporte para pre, jubilados y turistas sin ninguna prisa. Yo recomiendo a nuestros ilustres gobernantes procedan a incorporar fotos y exposiciones arqueológicas (que han sepultado durante las obras) en el interior de los túneles, para que sea cita obligada a los turistas que nos visitan, así con el precio del trayecto se podría aumentar los ingresos de este ruinoso y timo social del metro sevillano. Si las líneas 2 y 3 van a ser de este tipo, recomiendo a mis lectores no volváis a votar a estos elementos, de vosotros depende. Necesitamos políticos que no sean profesionales del populismo y la charlatanería, de las comisiones, de las facturas falsas, y colocadores de familiares en cualquier cargo bien remunerado (actualmente de moda colocar a su hija en empresas subvencionadas). Empecemos por Sevilla, por nuestra ciudad, que a pesar de sus gobernantes sigue siendo querida. Demos oportunidad a nuevos Partidos que sean capaces de romper la foto de la tortilla, de quitar de en medio a los señores feudales de la democracia moderna que se han hecho dueños de nuestro destino. Hay una nueva opción política capaz de hacer todo esto, una apuesta sevillana, que conoce la ciudad, los barrios, sus problemas. Formada por gente como tu; no dejes que te engañen y tu voto si puede valer para cambiar esto.--->
Al menos hay que escucharlos, ellos son Mayoría Democrática http://www.mayoriademocratica.es/
Sus primeros inicios se deben a la llamada "Ley del Metro de Sevilla" aprobada en 1.975, y en 1.978, se adjudica el proyecto de las obras del primer tramo de la línea 1. <--- Cuando el Diputado Alfonso Guerra estaba de vicepresidente del Gobierno Felipista, se ampliaron los trabajos en esta capital, y quizás muchos de los que lean esto ni lo han vivido, los agujeros eran por doquier, todos estábamos convencidos de que el sacrificio diario de polverío, atascos, sonidos estridentes, iban a ser recompensados por el Metro sevillano, pero aquello sólo sirvió para engordar los partidos políticos de esa época (casi los mismos que ahora) con comisiones de las grandes constructoras que participaron en aquel desenfrenado juego de topos (en aquellos tiempos esas comisiones se negociaban con los ministros, si no que se lo pregunten a Borrell). Aquellos agujeros se taparon, sí, sí, se taparon con todas las acepciones de esta palabra. Cuentan las malas lenguas que fue el alcalde "Del Bache" quien dio la orden de tapar. Hay incluso "bases submarinas" que deben algún día ser exploradas por sevillanos de futuros milenios, sin tener explicación de su uso, como por ejemplo la que se hizo en la Plaza Nueva, frente a la sede de trabajo de nuestros grandes pensadores. Aquella "tapada", no tuvo reflejo social de protestas callejeras, fuimos convencidos, por enésima vez, de que técnicamente aquello no era viable y como sólo había costado 45 mil millones de las recordadas pesetas, pues tampoco íbamos a hacer de aquello un disgusto universal. ¡Total para lo que iba a servir! ¡¡Ya tenemos metro!!, era la frase popular de esta primavera, pero como era de esperar resultó una chapuza. El empleo adecuado del mismo hubiese redundado en dejar el coche en casa o cerca de ella y luego hacer uso de transporte público, pero empezaron los rumores de colas en las paradas, vagones averiados y sobre todo, la falta de interés de nuestros gobernantes en hacer caso a los técnicos, que recomendaron otro tipo de vagones y más número de ellos. Pero donde se ponga una buena foto de inauguración y Canal Sur TV, que se quite la eficacia. La verdad es que cuando usas el metro por primera vez sientes un no sé qué, primero vas con cara de haba por la estación vacía, bueno eso sí hay un guarda jurado vigilándote, después de leer varios letreros, acercas tu llave maestra en forma de tarjeta, y antes que te des cuenta se abre esa puertecilla, que te recuerda a la de los toreros antes de salir al paseíllo, ahí vas tú, y te acercas hasta el andén, un muro de cristales de seguridad, por aquello de los suicidas y empujones a mala leche. Tras un espacio de tiempo largo, si largo porque hay que esperar más de lo que crees, se cuadra el metro entre esas puertas, y se abre, vuelves a poner cara de haba, pero da igual sólo hay dos personas, puedes sentarte donde quieras, aunque no hay mucho donde elegir; me siento en uno que parece el de las pizzerías, falta la mesa en medio. Suena la bocina de partida, no hay jefe de estación con gorra roja que dé el permiso, aquello empieza a moverse, traqueteo hacia un lado y hacia otro, y pienso, menos mal que no hay nadie a mi lado pues me hubiera sentado encima, así que decido cambiarme de sitio, y me pongo en los de toda la vida, en un grupo de asientos de dos, eso sí en contra del sentido de la marcha. Siguen traqueteos, como en los antiguos cacharritos de la ola, y acelerones y frenazos, automáticamente pienso que el conductor debe ser reconvertido de Tussan, por la forma de llevarlo. Viene la primera parada, se montan otros dos viajeros, nadie habla nada, extraño para Sevilla, pero debe ser la complejidad de este metro, que te absorbe y abduce. Partimos de nuevo, y cuando por fin después del viaje en este cacharrito, observo el reloj y he tardado el doble de si lo hubiera hecho en coche. Los que hemos cogido muchas veces el metro en otras ciudades, no entendemos por qué le han llamado a este transporte público "Metro", si no que debían haberle puesto "Subterráneo turístico" ya que te permite ir de paseo por el sótano sevillano. Después de tanto tiempo esperándolo, nos ha traído un transporte para pre, jubilados y turistas sin ninguna prisa. Yo recomiendo a nuestros ilustres gobernantes procedan a incorporar fotos y exposiciones arqueológicas (que han sepultado durante las obras) en el interior de los túneles, para que sea cita obligada a los turistas que nos visitan, así con el precio del trayecto se podría aumentar los ingresos de este ruinoso y timo social del metro sevillano. Si las líneas 2 y 3 van a ser de este tipo, recomiendo a mis lectores no volváis a votar a estos elementos, de vosotros depende. Necesitamos políticos que no sean profesionales del populismo y la charlatanería, de las comisiones, de las facturas falsas, y colocadores de familiares en cualquier cargo bien remunerado (actualmente de moda colocar a su hija en empresas subvencionadas). Empecemos por Sevilla, por nuestra ciudad, que a pesar de sus gobernantes sigue siendo querida. Demos oportunidad a nuevos Partidos que sean capaces de romper la foto de la tortilla, de quitar de en medio a los señores feudales de la democracia moderna que se han hecho dueños de nuestro destino. Hay una nueva opción política capaz de hacer todo esto, una apuesta sevillana, que conoce la ciudad, los barrios, sus problemas. Formada por gente como tu; no dejes que te engañen y tu voto si puede valer para cambiar esto.--->
Al menos hay que escucharlos, ellos son Mayoría Democrática http://www.mayoriademocratica.es/
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